Crónica
Por: Bernardo José Rivero Ramos
“Los caminos de la vida
no son lo que yo esperaba
no son lo que yo creía
no son lo que imaginaba
los caminos de la vida
son muy difícil de andarlos
difícil de caminarlos
y no encuentro la salida”
Omar Geles – Los Diablitos
A JESÚS MANUEL “Los caminos de la vida” le fueron bastante tortuosos y difíciles para alcanzar el éxito. Nacido en la vereda Santa Rosa, jurisdicción del municipio de Planeta Rica (Córdoba) el 6 de Diciembre de 1963, desde muy niño mostró su talento musical. Su verdadero nombre MANUEL DE JESUS ESTRADA GÓMEZ pero por buscarle uno artístico más llamativo, Ismael Rudas se lo trocó, dejándole simplemente como Jesús Manuel: Hijo de dos humildes campesinos de la región, Manuel Antonio Estrada y Arcadia Gómez, una pareja que por los avatares de la vida se separaron, quedando Jesús Manuel al cuidado de su padre y de su hermano mayor, Manuel. Don Manuel más tarde formalizó unión conyugal con la señora Fanora Agamez quién complementó la crianza del menor. Me llama la atención esta iteración del nombre, al mejor estilo de la familia Buendía en “Cien años de soledad”. “Manuel es un nombre de origen hebreo que significa "El Dios que está entre nosotros". En la Biblia se nombra a Jesús de Nazaret bajo su forma original "Emmanuel". No descarto que el abuelo de Jesús Manuel también se llamara Manuel, quizás, dentro de una tradición familiar, muy costeña, para ampararse en el dulce nombre de Jesús y sentir, dentro de la familia, que Dios siempre estaría al lado de ellos. Pudo haber sido esa la estrella que acompañó al cantante, dentro de sus dificultades, para alcanzar un lugar preponderante dentro de la música vallenata, no obstante haber encontrado le muerte, aún bastante joven, en un fatal accidente de tránsito ocurrido en Sabana de Torres, Santander, 12 de noviembre de 2003.
La familia se trasladó a la cabecera municipal de Planeta Rica y fijaron residencia, solo por unos meses, en el sector de “El Chorrillo”. Más tarde se trasladaron para el municipio de Tierralta, en el alto Sinú, siempre buscando mejores horizontes. Pero el destino musical de Jesús Manuel estaba marcado. Don Manuel y su prole, buscó amparo en la capital de Córdoba y justo fueron a parar al barrio Policarpa, frente a la residencia del conocido acordeonero, MAXIMO JIMENEZ. Allí, Jesús Manuel, con solo 15 años, empezó a dar rienda suelta a su talento, manifiesto desde niño cuando le sacaba notas a una improvisada concertina hecha con una peinilla y el papel brillante de los paquetes de cigarrillo Piel Roja. De igual manera, fabricaba sus propias congas con trocos de balsa y cueros de ganado, aprendiendo muy bien la ejecución de la guacharaca, con lo cual amenizaba improvisadas fiestas infantiles a sus amiguitos y amiguitas, siempre contagiándolos de alegría, en medio de los reproches de su padre.
Su pasión por la música lo llevó a tomar la determinación de irse del lado de la familia y, según nos cuenta Manuelito, su hermano mayor, en una salida con Máximo Jiménez, quien lo llevaba para algunos toques a interpretar canciones de los cantantes vallenatos de moda, ya que el limitado repertorio de Máximo se reducía a sus famosos temas protestas como “El indio sinuano”, “El burro leñero”, entre otras. Jesús Manuel se fuga y por largo tiempo ignoraron su paradero. Esos sueños lo llevaron a la Meca del Vallenato, Valledupar. Sin embargo, el joven siguió “Los caminos de la vida” y fue a parar a la capital de la república. En Bogotá, apoyado por algunos amigos, cantaba en diversos sitios de la ciudad y una día cualquiera le tocó ir a pagar el servicio militar. Esta experiencia le permitió disciplinarse en la práctica de la música y conocer otros personajes. En el proceso de afianzar su proyecto, se encuentra con el acordeonero Víctor “Rey” reyes y logra grabar un álbum en 1988, “De fiesta por Colombia”, que por fin le abre paso para dar a conocer su talento y su voz a través de las casas disqueras.
No siempre el destino nos juega una mala pasada. Cuando estamos en búsqueda nuestros sueños, Dios nos pone en el lugar preciso, en el momento justo, para seguir edificándolos. Según me cuenta Manuelito, hermano de Jesús Manuel,el gran acordeonero ISMAEL RUDAS, anduvo por Valledupar, Tierralta, Montería y otros lugares del país, buscando a un cantante de quién ya tenía referencias y había alcanzado a escuchar a través de un LP. Jesús Manuel se encontraba en la ciudad de Medellín y habiendo culminado algunas gestiones, se dispuso a viajar a Santa Marta, donde había establecido su nueva residencia. Abordó un bus en la terminal de transportes y justo a su lado, se sentó Ismael Rudas, también de regreso a la capital del Magdalena, luego de su búsqueda infructuosa por encontrar al cantante en esta ciudad. Ismael no conocía a Jesús Manuel, más, este sí, por ser un reconocido acordeonero. En el cruce de información, Ismael Rudas le confesó su periplo que lo había llevado a buscar por todo el país a Manuel de Jesús, para que grabara como voz líder un LP que tenía ya concertado con la disquera Philips. Sorpresivamente se da de cara con la persona que buscaba. Ambos resultaron vivir en el mismo sector en Santa Marta. Formalizada la unión, procedieron a montar y practicar las canciones del trabajo musical programado por el acordeonero. La grabación dio como resultado un soberbio éxito “Directo al Corazón” del compositor José Alfonso “El Chiche” Maestre, titulo, además, del álbum musical. Ismael Rudas, aprovechó para buscarle un nombre más sonoro y artístico a su nuevo cantante y surge la idea de invertirle el original, de Manuel de Jesús a JESÚS MANUEL. Corría el año 1990.
A partir de ese momento empezó a escucharse en las emisoras y escenarios del país, la nueva estrella de la música vallenata. Una voz bien afinada, romántica, educada y con algo de parecido a la del inmolado Rafael Orozco. Ese mismo año graban un segundo trabajo musical, “Mil frases” y en 1991, el último de la trilogía, “La verdad del cuento”. La unión fue efímera, Jesús Manuel se fue a vivir a Cali y allí también conforma una agrupación temporal con los hermanos Martínez. Viene la gran oportunidad de ser la voz líder de LOS DIABLITOS, luego de la separación de Miguel Morales con el acordeonero Omar Geles. Esta vinculación lo catapultó, por fin, a la fama. Con ellos graba en 1992 “Como los dioses” y entre sus éxitos están, “Lo que quiero eres tú”, “Dos historias”, “Será que no es fácil ser feliz”. Las cuales fueron bien recibidas por el mundo vallenato. En ese momento Omar Geles conformó una verdadera constelación de estrellas, entre los que se encontraban Nelson Velásquez, primera voz en los coros, hijo de Aníbal y quién más tarde fue la voz líder de “Los inquietos”; Iván Calderón, bajo y guitarra, creador de “Los Gigantes del vallenato”; “El Polacho” Soto, en el bajo; en las timbaletas, el “Lobito” Pérez, hijo del eterno animador del festival de la leyenda vallenata, Jaime Pérez Parodi. Por citar algunos.
Pero “La vida te da sorpresas”, como dice la célebre salsa del panameño Rubén Blades En 1992, para un mes de Noviembre, si no nos falla la memoria, fue programada una presentación del grupo, en Planeta Rica, en la extinta caseta Pica Pica. Llenos de expectativas por ver al artista planetero, desconocido por sus paisanos, las instalaciones se llenaron a reventar. Esa noche, al descender del bus, Jesús Manuel se da de cara con su hermano, su único hermano, el que le había prestado los primeros cuidados en su crianza en Santa Rosa, cuando sus padres se separaron y a quién el artista llamaba simplemente Manuelito. Abrazos, lágrimas e historias se cruzaron brevemente entre los dos. El cantante aún creí que su familia podría estar viviendo en Montería o en Tierralta, hacia exactamente 15 años no sabía de ellos. Esa noche Jesús Manuel solicitó una mesa especial para Manuelito y la colonia santarroseña, los dotó de Whisky, muchas atenciones y saludos permanentes en sus canciones. Yo también tuve mi agradable sorpresa: laboraba como productor de un programa de radio, en Emisora Ideal y con el colega Rafael de León Vertel, compramos la transmisión del espectáculo. Se iba a iniciar la primera tanda y Omar Geles solicitó un animador, por cuánto el titular del grupo no los había acompañado. El gerente de la emisora, don Jairo Pérez Bula, me recomendó y entre errores e improvisaciones, pude salir bien librado de la responsabilidad asignada. Al terminar el baile, Omar me pidió el favor que lo acompañara a Caucasia, donde tendrían al día siguiente otra presentación. Luego de las dos experiencias, el acordeonero me escogió como animador del grupo para una gira que se iniciaba el siguiente fin de semana en Bucaramanga, otras poblaciones del oriente colombiano, Venezuela y Aruba, dentro de un recorrido que duraría aproximadamente dos meses. Por esas indecisiones que a veces tenemos, no viajé a Valledupar, lugar de partida y me quedé sin formar parte de la plantilla de “Los diablitos”. Meses más tarde, Jesús Manuel regresó a Planeta Rica a diligenciar una partida de bautismo para contraer matrimonio con Ingrid Latorre Rodríguez, su compañera sentimental. Lo acompañé durante todo el día y esperó hasta las 7:00 de la noche, hora en que yo presentaba el programa “Lluvia de canciones”, le realicé una entrevista, lo visitaron algunas fans al estudio y a las 9:00 de la noche partió de regreso a Santa Marta, no sin antes, recomendarme que me radicara en Valledupar, para buscar la oportunidad de ingresar, como animador, a cualquier agrupación y a medios de comunicación de aquella ciudad; pero el confort, la rutina y la familia, me hicieron disuadir de la idea. A partir de allí, esporádicamente nos comunicábamos.
La exitosa carrera encumbraba cada día más al vocalista planetarricense y en 1993 y 1994, grabó sendos trabajos discográficos con la agrupación, “Sorpresa Caribe” y “Tocando el cielo”. Allí, en “Sorpresa Caribe”, es donde aparece la canción con la cual la voz de Jesús Manuel se dio a conocer ante el mundo, LOS CAMINOS DE LA VIDA. Este tema fue una de las composiciones autobiográficas del maestro Omar Geles, con un hondo contenido filosófico, gran mensaje poético y que figuró como éxito en Colombia, Venezuela, México y muchos países más. Es una de los temas emblemáticos de la música vallenata y que definitivamente inmortalizó a Jesús Manuel.
Con el trabajo musical, “Tocando el cielo”, se separa de Los Diablitos y en 1996, por segunda vez, se reencuentra con Víctor “Rey” Reyes y graba el álbum “Nos tomamos el mundo”. Viene después una nueva vida musical con Víctor Naín y graba en línea, “Sagitario” álbum que lleva el nombre de la nueva agrupación y en honor a su signo zodiacal, (1998); “Fantástico” (1999); “Con el alma en las manos” (2000); “Piel sin alma” (2001). En el 2002 hace pareja musical con el rey vallenato, Juan David “El pollito” Herrera y lanzan el álbum “Con más fuerza”. Finalmente y por tercera vez, conforma agrupación con Víctor “Rey” Reyes y graba sus dos últimos trabajos, “Quédate conmigo” (2003) y “Un gran cantor”, el cual no alcanzó a completar y en el que solo cantó cuatro temas, “Cuando más te quería" (Mike Char), "Mosaico de Nelson Henríquez", "No busques nada en mi vida" (Deimer Marin) y "Quédate conmigo" de su propia autoría.; fue lanzado en 2004.
Cabe destacar que Jesús Manuel también trabajó en el proyecto musical organizado por Codiscos, llamado "la combinación vallenata", que reunía cantantes y acordeoneros, de los grupos más representativos de la música vallenata, donde se alternaban entre todos, de allí emergieron las siguientes canciones, en 6 de los 7 volúmenes de esta producción, "Aunque sea un poquito”, “Jamás te olvidaré”, “Aunque truene y llueva", "Ven que te amo", "Juliana" (Dúo con Jean Carlos Centeno, vocalista del Binomio de Oro), "Rivales nuevamente(Dúo con Hebert Vargas, vocalista de los Gigantes)", "Vivo por ti", "Lo bueno lo malo y lo triste", y "Que va a ser de mi", que sería la última canción que grabaría el prolífico cantante con este exitoso proyecto. Ninguna de estas canciones se agregó a los álbumes que produjo, por ser un material distinto a sus discos como grupo o en solitario.
“El 12 de noviembre de 2003, Jesús Manuel Estrada, murió en un accidente de tránsito en límites de los departamentos del Cesar y Santander. El artista realizó una presentación con su acordeonero Víctor Reyes, en el corregimiento de Ayacucho, municipio de La Gloria, sur del Cesar. A las 4:00 a.m. se desplazó con su conjunto musical dirigiéndose a Medellín y a las 6:30 a.m. se produjo el accidente que le quitó la vida”. Así divulgó un colega el trágico hecho que se llevó, quizás, el más grande cantante de música vallenata, nacido en nuestra región. Allí quedaron truncados sus “caminos de la vida”.
Por: Bernardo José Rivero Ramos