Por: Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi
El folclor Vallenato, ese autóctono y raizal, con el cual crecimos varias generaciones, y que con el correr del tiempo, más lo hemos valorado, nunca podrá ser derrotado por corrientes mercantilistas que han tratado de suplantarlo. Y es que no debemos darle rodeos a las cosas, sino decirlas de frente y sin ambages: Durante varios años se produjo una inundación por toda Colombia, de Conjuntos que asimismo se ponían por delante un apelativo, con una palabra atractiva: “Vallenatos”. Anteriormente los auténticos intérpretes de este folclor, simplemente eran conocidos a través de la persona que ejecutaba el Acordeón hasta que empezaron a ser desplazados paulatinamente por Agrupaciones, que poco o nada aportaban con canciones frías e insípidas, con la métrica de las baladas, hechas para complacer el gusto de las gentes de la Región Andina, donde comenzaron a incidir en ciertos sectores, muy dados a mensajes de despecho, desamor o con mensajes, a ratos bien cursis, que comenzaron a dejar un terrible sinsabor, entre los amantes de este folclor.



